Las subidas en las bolsas europeas de ayer estuvieron carentes de convicción, ya que los mercados de bonos no acaban de creerse que la situación haya variado ostensiblemente, con los rendimientos aún en zona de mínimos, y los metales preciosos presionando hacia máximos de los últimos seis años. Los eventos del viernes pasado parecen haber hecho un daño significativo al apetito de los inversores hacia el riesgo y, como tal, no es fácil que haya una reversión en el corto plazo: ordenar a las empresas estadounidenses que encuentren nuevos mercados fuera de China no es el mensaje más tranquilizador para los mercados.
El yuan chino continúa a la baja: una vez roto el nivel de 7 a principios de este mes, parece dirigirse a la zona entre 7,20 -7,30, siguiente objetivo.
Los bonos estadounidenses a diez años cotizaron al 1,47%, el nivel más bajo en tres años y a tan solo 16 puntos básicos por encima del mínimo histórico. La fortaleza del yen japonés y un dólar estadounidense estable respaldan la idea de que los inversores continúen repatriando fondos en un nuevo cambio hacia la seguridad. Las preocupaciones de los inversores aumentaron a pesar de un repunte en las ganancias industriales de China y el dato mejor de lo esperado por parte de las empresas francesas y la confianza del consumidor estadounidense. La falta de respuesta a los números sugiere que las disputas comerciales siguen siendo la principal preocupación del mercado.
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